Suelo ser de esas personas chocantes que huyen de las modas audiovisuales bombardeadas cada tanto en redes sociales. Como ejemplo, no he visto El juego del calamar, nunca vi (ni lo pienso hacer) Birdbox, y no he tenido ganas de que me duela la cabeza por horas con series como La casa de papel o Game of Thrones. Sin embargo, el pasado 25 de diciembre puse No mires arriba, muy a tiempo, un poco antes de la avalancha de recomendaciones que me llegarían por amigos, familiares y críticos de cine. Confié en las habilidades de Leonardo DiCaprio para elegir guiones, en que me gusta físicamente Jennifer Lawrence y que Meryl Streep me cae bien. No sabía siquiera de qué trataba.

Lo cierto es que no pude quitarle vista y me puso de buen humor. Vamos, lo mínimo que se le pide a una película para ponerle la etiqueta de recomendable. La ejecución también es fina, el director Adam McKay hace una sátira de la sociedad actual, de las teorías de la conspiración, de las redes sociales, la estupidez humana y de la dialéctica que forman la ciencia y el poder.

No mires arriba empieza cuando la astrónoma Kate Dibiaski (Lawrence) descubre un cometa que en seis meses impactará contra la tierra. Entonces su jefe, Randall Mindy (DiCaprio), la acompaña en la difícil misión de informar a todo el mundo que eso va a suceder y que se deben tomar acciones urgentes para salvar a la humanidad, y es ahí donde se desarrolla una historia delirante que parece surrealista; pero que no lo es tanto como los antivacunas, conspiracionistas o precursores del tapete sanitizante que nos rodean en la realidad actual.

La cinta de McKay nos presenta escenarios nada descabellados en un supuesto inminente fin del mundo con la habilidad de hacernos reír, reflexionar y homenajear grandes películas de la historia de la cinematografía. Los cinéfilos pueden divertirse con planos y referencias 2001-Odisea del espacioNetworkEterno resplandor de una mente sin recuerdos y Encuentros cercanos del tercer tipo, entre otras.

El resto del reparto funciona muy bien: Meryl Streep, Kate Blanchett y Mark Rylance lucen brillantes y simpáticos en sarcásticos papeles de presidenta de Estados Unidos, presentadora de TV y multimillonario tecnológico; el diseño gráfico y de créditos también es divertido, la música no está mal.

Los puntos débiles de la cinta emergen de las historias personales de los astrónomos, que viran la sátira hacia dramas románticos que solo crecen la duración de esta. En ellos se puede apreciar a Timothé Chalamet mal-disfrazado de skater-freak, un papel que debe estar dando cruda moral al actor que tan de moda se había puesto en tiempos recientes.

En resumen, No mires arriba es la mejor película que pude ver el 25 de diciembre, sin que eso le excluya del adjetivo: palomera.