En el panorama del cine mexicano contemporáneo, emergen voces profundas y comprometidas que utilizan el arte para visibilizar realidades sociales urgentes. Una de ellas es la de Jaklyn Bejarano, actriz quien, tras una sólida trayectoria en el teatro, debuta en la pantalla grande con un papel desgarrador en la película “La Gloria”.
En esta entrevista, Bejarano desgrana las complejidades de dar vida a Irene, una mujer que huye embarazada, un personaje que trasciende la ficción para convertirse en un “contenedor” de las historias silenciadas de Latinoamérica. Hablamos con ella sobre el reto actoral, la reflexión humana y el orgullo de presentar este proyecto en el Festival Internacional de Cine de Morelia.
Jaklyn, en La Gloria interpretas a Irene, una mujer que huye embarazada en busca de un mejor futuro. ¿Qué fue lo más retador —emocional o físico— de darle vida a este personaje?
Para mí, Irene es un contenedor; ella es una mujer, pero también es el reflejo de las sociedades latinoamericanas y mexicanas, lastimadas, sometidas y enfermas. Irene es el arquetipo de voces, de historias silenciadas o subyugadas. Por esta razón, crear a Irene fue complejo a diferentes niveles: el personal, el social y el político.
Irene merece una vida digna, merece oportunidades para realizarse, merece ser escuchada, ser vista, merece la libertad de conducir su vida sin temor. La escena en la que cuenta su historia y quién es ella fue un gran reto emocional e intelectual por estas razones.
Además de lograr bajar todo el proceso de pensamiento al cuerpo: un cuerpo herido, cansado, asqueado, un cuerpo marcado. Un cuerpo con historias llenas de dolor, pero con una voluntad feroz de sobrevivir.
Esta historia habla de dilemas humanos y fronteras. ¿Qué esperas que el público se lleve en el corazón después de verla?
Espero que el público se dé la oportunidad de cuestionarse a nivel personal, social y humano. Los grandes cambios empiezan por lo individual. Me gustaría que se dieran la oportunidad de preguntarse, así como yo lo hice: ¿Qué está pasando con la humanidad y qué pasará si seguimos este ritmo de vida tan rápido, instantáneo, egoísta y apático? ¿Cómo abonar con un granito de arena para los grandes cambios, para mejorar y avanzar como sociedad?
Veo muchas quejas y denuncias en redes sociales, y está bien, porque es una manera de aportar; pero, en el día a día, en acciones contundentes, ¿cómo lo hacemos?, ¿cómo hacerlo?
¿Hubo alguna escena en particular que te haya dejado marcada como actriz o como persona?
Creo que más que una escena, fue todo el proceso con David. Casi todas las escenas las grabamos en secuencia de la historia. Y a nivel de personajes, pero también a nivel de actor, de actriz, la convivencia, el diálogo y la escucha con David me marcaron. Entendí que Carson sanó muchas cosas a través de Irene, y ella con él.
Pero yo, Jaklyn, aprendí técnicamente muchas cosas de David, pero también aprendí lo que es el rigor, la pasión, la profesión; entendí enteramente lo que es la generosidad, la escucha y el poder de los grandes discursos en el arte.
La película se desarrolla en un contexto fronterizo muy fuerte. ¿Cómo preparaste tu cuerpo y tu mente para eso?
Durante un año previo estuve inmersa en crear a Irene: leyendo, investigando, viendo documentales y tomando testimonios de personas que migraron y de personas que han ayudado a inmigrantes. A nivel físico, tuve entrenamiento de mantenimiento, yoga, combate y danza butoh.
¿Hay algo tuyo que hayas dejado plasmado en el personaje de Irene?
Sí, el hambre de querer salir adelante, la fuerza y la terquedad de no quitar el dedo del renglón, aunque la gente me diga que no puedo. Yo decido qué hacer con mi futuro, aunque las condiciones sean adversas.
Por el contrario, ¿hubo algo que aprendiste de Irene que te llevas contigo después de terminar el rodaje?
El valor de la vida, valorar mis privilegios —por muchos o pocos que sean— y, sobre todo, valorar lo más preciado que tengo: mi familia.
¿Cómo te sientes al saber que la película va a ser proyectada en el Festival de Cine de Morelia?
Me siento llena de satisfacción, honrada y orgullosa de regresar a mi tierra con un gran proyecto hecho en el extranjero. Me siento dichosa de representar a mi México y a mi Michoacán, porque esta tierra me ha dado mucho. Gracias a que cada año veía el Festival, pude visualizarme y aferrarme a él. Y gracias a mi papá, que me enseñó a amar mi tierra, mis raíces y honrarlas. Poder compartir esto con las personas que más amo es invaluable. Es la mejor manera de debutar en el cine. Un buen augurio.
Has tenido una trayectoria escénica sólida en teatro y ahora estás brillando en el cine. ¿Qué te llevaste del teatro que te ayudó a enfrentar tu primer gran proyecto cinematográfico?
Todo. Pienso que no pude tomar mejor decisión cuando decidí estudiar teatro. El teatro me ha dado bases respecto al compromiso escénico, la profesión, la importancia de comunicar y visibilizar discursos potentes; me ha dado grandes herramientas para habitar la escena, acercarme a los personajes y apropiarme de los discursos.
El teatro me ha dado la estructura necesaria para la actuación y el reconocimiento a cada parte del equipo que hace posible la realización de un proyecto; además, la consciencia para buscar mi propia poética como actriz.
Has trabajado en proyectos teatrales muy diversos. ¿Cuál ha sido ese montaje que te cambió la forma de ver la actuación?
Pienso que fue desde mi montaje de titulación. Tuve la fortuna de trabajar con David Olguín, para mí un gran director, dramaturgo, maestro y, nuevamente, un gran ser humano. ¡Gracias a ese montaje comprendí el valor y la responsabilidad de estar en escena, de hablar de temas necesarios y de comunicar!
Además de actuar, eres creadora escénica. ¿Qué te inspira cuando decides contar tus propias historias?
La impotencia de no ser escuchada yo o los que están a mi alrededor. La impotencia de que las cosas no cambien y, al contrario, muchas veces empeoren. La impotencia de ver y vivir en una sociedad llena de violencia, de injusticia y egoísmo. La crueldad, la enfermedad, la falta de consciencia hacia esta vida que es tan, tan fugaz. La avaricia que vuelve ciegas a las personas. El visibilizar estas problemáticas.
Pero también me inspira el amor a la vida, la complejidad humana, la belleza natural, la belleza animal. Me inspiran los sueños, las risas, la infinidad de posibilidades y mundos por crear y descubrir. Y, sobre todo, me inspira encontrar mi propia voz, mi propia poética.
Cuando no estás actuando ni creando, ¿qué te gusta hacer para desconectarte?
Bailar, entrenar y aprender cosas nuevas, leer, estar con mi gatita Nina, estar con mi pareja Medin o con mi mamá. Viajar y conocer a otras personas y otros lugares.
Me gusta cocinar y comer rico. Oler perfumes. Dibujar a carboncillo. Escribir y tratar de comprender mis sentimientos y pensamientos. Ver películas. Recordar y no olvidar.
Sigue a Jaklyn en Instagram: @jaklynbejarano
Fotografías cortesía de Jaklyn Bejarano.
PR: Yconik (@yconik)
Entrevista: Annelis Matias