La mayoría de las películas biográficas (o biopic) de músicos suelen ser una especie de comercialote que busca motivar a consumir su música y encumbrar héroes que llevaron una vida muy complicada.

Si además algunos de los reyes en cuestión están vivos y tienen injerencia en la producción, la calidad y verosimilitud de estas producciones corren peligro. Ejemplos hay muchos, el primero que se me viene a la mente es Bohemian Rhapsody, que nos contó de forma comercial y sensiblera una de las historias más tristes que existieron en el mundo de las estrellas del rock (no me hagan recordar ese molesto final épico, lleno de alegría).

Reconozco entonces que esta no es una introducción muy alentadora para ver la biopic de la banda Mötley Crüe: The Dirt, pero mi gusto por el rock me obligó a hacerlo.

El guion está inspirado en el libro autobiográfico que escribieron sus integrantes: Vince Neil, Tommy Lee, Nikki Saxx y Mick Mars. La cinta está dirigida por Jeff Tremaine (director de todo lo que lleva por nombre Jackass) y protagonizada por Douglas Booth (el Romeo de la adaptación de Shakespeare de 2013), Machine Gun Kelly (un rapero celebridad que apareció en Bird Box) y otros chavos de la escena como Iwan Rheon o Daniel Webber. Todos ellos bien elegidos en cuanto a su apariencia física, pues en lo actoral tienen fallos; aunque, siendo sinceros, no se les podía pedir gran cosa. La producción es de Netflix, allí es donde la puedes ver, faltaba más.

La película, como era de esperarse, cuenta las aventuras de estos exponentes del glam-rock ochentero que gastaron sus días de fama en excesos. En la pantalla se hace referencia a mucho sexo, mujeres guapísimas, montones de droga, escenas de acción, desnudos (pechos operados por doquier), conciertos y música a alto volumen. Vamos, la cinta está pensada en un público muy claro: los chavorrucos varones que fueron encandilados por el heavy metal hace ya varios años.

The Dirt transcurre a buen ritmo y logra dejarnos escenas perturbadoras y grotescas, como las que nos gustaban a quienes veíamos MTV (un canal que solía ser de música) en los noventa. Poco más. Como buena biopic comercial también tiene “su mensaje” y las mamarrachadas clásicas que tanto me temí cuando empecé a verla. No me molestó tanto esta vez porque ya estaba advertido, y espero servirte de algo para ello.

 

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