En las últimas décadas se ha observado un retraso significativo en la edad de la primera maternidad, impulsado por factores como la búsqueda de estudios superiores, la consolidación profesional y cambios en los valores sociales.

Sin embargo, esta elección consciente conlleva tanto ventajas (mayor estabilidad económica y emocional) como desafíos (mayores riesgos obstétricos y perinatales). La ambivalencia —esa mezcla de entusiasmo e incertidumbre— es más común de lo que creemos, y a menudo está teñida por presiones culturales, ideológicas e incluso situaciones de violencia o desigualdad de género.

Afortunadamente, el acceso a información médica confiable, asesoría psicológica y redes de apoyo permite a cada mujer construir una decisión propia, reflexionada y libre de juicios externos. En Ambiance te presentamos algunos de los factores que debes considerar en torno ala maternidad.

Maternidad tardía: Entre oportunidades y relojes biológicos

La postergación de la maternidad es una realidad global. En países como Chile o España, la edad media del primer hijo supera los 32 años, impulsada por la educación, la inserción laboral y la búsqueda de estabilidad económica.

Sin embargo, estas circunstancias externas chocan con la biología: a partir de los 35 años, la reserva ovárica disminuye, y aumentan riesgos como abortos espontáneos o complicaciones perinatales.

La vitrificación de óvulos emerge como una herramienta clave: permite “pausar” la fertilidad, aunque no garantiza éxito absoluto. Algunos estudios afirman que la edad crítica para los óvulos son los 35, y no los 40 como suele pensarse. Este dato, poco conocido y aún por comprobar del todo, subraya la importancia de informarse temprano para tomar decisiones sin presión.

Nuevos modelos familiares: Más allá de la pareja tradicional

La maternidad en solitario, las familias monoparentales por elección o las lesbomaternidades rompen con el esquema tradicional. Plataformas como WeFIV ofrecen tratamientos de reproducción asistida (inseminación artificial, FIV) con bancos de semen, democratizando el acceso a la maternidad sin pareja masculina.

Este cambio no está exento de desafíos: el 60 % de las mujeres en España, por ejemplo, pospusieron sus planes durante la pandemia por incertidumbre económica, según Ginefiv. Aunque la presión social disminuye, persisten barreras como el costo de los tratamientos o la falta de políticas de conciliación robustas.

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La conciliación: Un rompecabezas sin piezas suficientes

Para mujeres profesionales, combinar crianza y carrera implica negociar con un sistema que aún penaliza la maternidad. En Buenos Aires, por ejemplo, mujeres de clase media describen la maternidad como un “trabajo afectivo” invisibilizado, donde la carga mental recae desproporcionadamente en ellas.

Iniciativas como el teletrabajo o guarderías en empresas son pasos positivos, pero insuficientes. Del mismo modo, la flexibilidad horaria no es un lujo, es una necesidad, especialmente para poder cumplir y disfrutar de la maternidad.

Presión Vs. Autoconocimiento: ¿Qué define el momento ideal?

La decisión de ser madre rara vez es lineal. Un estudio de la Universidad de Estocolmo revela que factores como la estabilidad emocional, el apoyo social y la claridad sobre el deseo personal pesan más que la edad o el estatus marital.

Sin embargo, el “Síndrome de la abuela 2.0 (madres que aconsejan a sus hijas preservar óvulos) refleja cómo las generaciones anteriores transmiten sus aprendizajes, mezclando advertencias biológicas con nuevas libertades.

Ética y futuro: ¿Hacia una maternidad más inclusiva?

La maternidad subrogada, la ovodonación o la criopreservación plantean dilemas éticos y legales. Mientras países como España prohíben los vientres de alquiler por considerarlos una violación de derechos, otras naciones regulan estas prácticas bajo estrictos protocolos. En México, es necesario asesorarse legalmente porque cada entidad tiene leyes diferentes sobre estas prácticas.

Además, movimientos como las Tías PANK (Profesionales Sin Hijos) cuestionan la obligatoriedad de la maternidad, reivindicando el derecho a elegir otros proyectos vitales.

Elegir con información y sin juicios

Decidir sobre la maternidad en el siglo XXI es un acto de empoderamiento y vulnerabilidad. Implica sopesar datos científicos (como la disminución del 50 % en la fecundabilidad después de los 35 años), escuchar deseos internos y desafiar estructuras sociales caducas. En este sentido, y a manera de conclusión, para tomar las mejores decisiones te sugerimos:

  • Informarse sin alarmismos: Consultar con profesionales sobre salud reproductiva, riesgos y opciones de seguimiento avanzado.
  • Validar todas las opciones: Ser madre, no serlo, adoptar, congelar óvulos o formar familias no tradicionales son caminos legítimos.
  • Exigir políticas de apoyo: La maternidad no puede ser una carga individual; requiere redes comunitarias y estatales.

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