Estar atento en cada momento y disfrutarlo: la lección que Osvaldo aprendió como padre, actor, productor y director
¿Cómo te sentiste al saber que ya no habrá tercera temporada de Monarca?
Triste porque la intención era continuar, todos así lo queríamos; pero al final la decisión fue otra, y eso causa una sensación complicada pues se quedó inconcluso un trabajo.
Al fin y al cabo, Monarca hizo todo lo que tenía que hacer. Es decir, para mí como actor, como persona, sí se cumplió mucho del proyecto, pese a que la historia no haya concluido. Por un lado, siento esta tristeza, pero por otro estoy muy contento porque gracias a Monarca me han pasado muchas cosas, y también el hecho de que no llegara la tercera temporada me permite hacer lo que estoy haciendo en estos momentos así que, si tuviera que escoger un sentimiento, un estado, sería agradecimiento.
¿Nos puedes hablar un poquito sobre La suerte de Loli?
La suerte de Loli está en su etapa final, y es una teleserie de comedia de 100 capítulos en la que Silvia Navarro y yo estamos en la historia principal de amor; pero hay muchos personajes, actores y actrices que hacen muy rica la trama.
Este proyecto se hizo en Miami durante el 2020 y a principios de este año trabajando de la mano con Telemundo. Disfruté mucho hacerla porque además estaba con Silvia, una querida amiga, socia y cómplice.
La suerte de Loli es una historia para divertirse y reírse un rato, es actual y muy fresca; de pronto absurda y luego dramática. Es un formato largo parecido a las telenovelas y pronto saldrá en alguna plataforma de streaming para que esté disponible en todo el mundo.
¿Qué debe tener un personaje o una historia para que te sientas motivado a ser parte de ella?
Me tiene que gustar, pero no es tan fácil la respuesta porque al final es una decisión muy de intuición, muy de tripa. No hay una serie de parámetros, de casillas que tengo que ir llenando. Se trata más de leer la historia, de ver el personaje, las personas que están involucradas y también influye mucho el momento que estoy viviendo, cómo me siento y lo que quiero.
Tienen que juntarse varias cosas, y al final que sienta algo que llame mi atención. La decisión es más de vibrar con el proyecto que de analizarlo de forma muy razonada.
Son ya tres décadas en la actuación, ¿podrás decirnos cuáles son los tres personajes que marcaron tu carrera?
No, eso es difícil, no puedo responder a esta pregunta porque al final todos son escalones para llegar hasta donde estoy, y he disfrutado mucho de algunos, mientras que otros lo sufrí; pero no dejan de ser importantes y son parte de mi crecimiento.
¿Y hablando de tus otras facetas a la hora de contar historias, en cuáles otros proyectos estás trabajando como productor o director?
Estamos en un proyecto de una película en la que escribí y también estaré en la producción, incluso hay la posibilidad de actuar. Llevo muchos años en él, se está gestando y ahí va.
En el tintero hay muchos, bueno, no muchos, hay cinco proyectos de televisión que se están moviendo. Cada uno está en distintas etapas, y no necesariamente actúo en todas ellas, y me interesa dirigir solo lo que yo escribo.
Así que éstos son el resultado de trabajos con distintas personas, y que tratamos de acomodar en televisión. Estamos pendientes de ver cuál pega primero; pero siempre estoy viendo que hago, que escribo, que vendo, porque no me gusta estar detenido. De la misma forma, me gusta mucho actuar; pero también desarrollar y producir. Ya frente a la cámara hice unos capítulos para el final de la cuarta temporada de The Good Doctor.
Conociendo más de Osvaldo: director, productor y papá
Tres directoras que admires:
Son muchas, y con algunas he tenido la oportunidad de trabajar, mientras que de otras disfruto ver lo que están haciendo. Las que tengo más presentes ahora son Katina Medina Mora, Mariana Chenillo, Alejandra Márquez, Issa López, Chloé Zhao, Greta Gerwing y Claire Denis.
¿Cuándo supiste que estabas listo para tener hijos?
Nunca lo supe, mis hijos llegaron a mí, y no lo digo como si hubieran sido un accidente. La realidad es que jamás he sido un tipo “ah, quiero tener hijos ahora mismo”. La vida tiene sus propios planes, en el camino voy aprendiendo cada vez más, y ser padre es un proceso, un proyecto de vida en el que todo el tiempo estás tratando de recorrer un territorio desconocido y, además, sabes que todavía te queda mucho por descubrir.
Como padre me he dado cuento que lo que aprendí ayer ya no es suficiente, tienes que saber más para hoy y con cada hijo es diferente. Hay que estar muy a las vivas para que no se te pasen las lecciones que te deja la familia, la paternidad y, al mismo tiempo, debes darte tiempo de disfrutar el proceso porque no se trata de ser el papá perfecto. Si ese es tu objetivo de vida, no disfrutas a tus hijos.
¿La enseñanza más valiosa que te han dado tus hijos?
Hay que estar presente, salirse de uno mismo y estar con mente, espíritu y cuerpo, en cada momento, especialmente si se trata de la familia. Aprendí y le di un nuevo valor a escuchar, a observar, a estar atento.
¿La mayor alegría de ser papá?
Momentos muy sencillos, esos instantes en los que estás con tu familia, así sin hacer nada complicado y te llega esa luz, esa consciencia de que estás viviendo algo hermoso, y que es parte del día a día.
A lo mejor sólo estás comiendo o platicando en el coche con tus hijos, y surgen esos flashazos en donde te das cuenta de que lo más siempre es lo más bonito, lo que te hace feliz.
¿La pregunta más rara que te han hecho tus hijos?
Todo el tiempo, y más que cuestionamientos llegan a conjeturas o hacen observaciones que para nosotros como adultos resultan muy raras porque en realidad son maravillosas, son graciosas y expresan toda un perspectiva diferente y llena de posibilidades.
Siento que nosotros llegamos a intelectualizar casi en automático lo que sentimos, lo que nos rodea, y los niños no, no pasan por tantos filtros y sus procesos mentales son distintos, así que escucharlos es muy bonito e interesante.
¿Qué sientes que tus hijos heredaron de ti?
No sé si lo heredaron o no, pero no me gusta decir que las personalidades de mis hijos son parecidas a la mía, o hay rasgos similares, porque siento que eso es restar o no reconocer su propia individualidad, su forma de ser única.
Siento que lo que heredaron de mí son cosas físicas, lo que la genética domina y se ve a simple vista, como con mi hija y sus ojos, su mirada. Siento que decirle a mi hija que ella es tímida como yo lo era a su edad es simplificar su ser; lo mismo con mi hijo que no puede estar quieto y que yo era así.
Prefiero no ver a mis hijos a través de mí, me esfuerzo por reconocerlos como lo que son y ese es el ejercicio que siempre trato de hacer como padre