El final del verano marca un momento crítico para muchas personas, especialmente tras un periodo de vacaciones
Esta sensación de nostalgia y tristeza es común, ya que el cambio entre el descanso y la vuelta a la rutina diaria activa mecanismos psicológicos de adaptación. Según el doctor J. A. Flórez Lozano, del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo, este malestar está relacionado con la “reactividad psicológica” que provoca la vuelta a la realidad, y puede manifestarse en forma de tristeza, ansiedad, cansancio, e incluso anhedonia, que es la incapacidad de disfrutar de actividades que solían ser placenteras.
¿Por qué sentimos tristeza al final del verano?
El regreso a las obligaciones diarias después de un periodo vacacional no solo implica dejar atrás el ocio y la relajación, sino también enfrentarse a las presiones laborales, la rutina y el estrés del día a día.
En México, como en muchas partes del mundo, este fenómeno es conocido como síndrome postvacacional, aunque no es reconocido oficialmente como una enfermedad. Se estima que afecta especialmente a quienes no disfrutan de su trabajo o sienten que sus responsabilidades son una carga.
El contraste entre el verano, un tiempo de desconexión y disfrute, y la vuelta a la rutina puede reactivar síntomas ansiosos como irritabilidad, apatía, falta de atención, trastornos del sueño, entre otros.
Estrategias para gestionar la tristeza del final del verano:
1. Reconoce tus emociones
Es importante ser consciente de lo que sientes en este periodo de transición. Dedica unos minutos al día para sentarte en un lugar tranquilo y observar tus pensamientos y síntomas físicos. Puedes sentir tristeza, aburrimiento o ansiedad, pero al reconocerlo, estarás dando un paso importante hacia la aceptación y la mejora.
2. Hazte fácil la vuelta al trabajo:
Intenta hacer que los primeros días de regreso al trabajo (o a la rutina de clases) sean lo más agradables posibles con las siguientes recomendaciones:
- Haz transición gradual y no tratar de regresar a tu máximo rendimiento de inmediato.
- Introduce cambios progresivos en tu ritmo y rendimiento laboral para evitar el colapso de los primeros días.
- Mantén una actitud positiva: recuerda que tener un trabajo es una oportunidad, y busca mejorar y crecer en él.
- Evita los autodiálogos negativos que pueden aumentar la frustración.
- Además, es fundamental potenciar los hábitos saludables adquiridos durante las vacaciones, como el ejercicio, la risa, el sentido del humor y el tiempo de ocio. Estos son clave para mantener el bienestar emocional en el regreso a la rutina.
3. Vive lento aunque te rodee la prisa:
Adoptar una mentalidad “slow” puede hacer que las obligaciones diarias sean menos estresantes. Incorporar esta actitud puede hacer que incluso los días más rutinarios tengan un toque especial y menos agobiante.
4. Evita el exceso de compromisos
No te satures de actividades y evita abusar de estimulantes como el café o el alcohol, ya que pueden agravar el estrés y el malestar. En cambio, prioriza el autocuidado y las relaciones personales que te proporcionen satisfacción y descanso emocional.
Aunque esta tristeza es transitoria, con las estrategias adecuadas puedes reducir su impacto y disfrutar de una vuelta más positiva a tu vida diaria.