“Permite que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”
– Hipócrates
Por Gabriela García de Liaño
Especialista en Salud Holística y Medicina Funcional
@gabholistica
Los adultos estamos muy preocupados en estos tiempos por escoger con qué nutrientes nos suplementamos para fortalecer al máximo el sistema inmunológico, y muchas veces pasamos por alto que los más pequeños de la familia también tienen que suplementarse.
Es un hecho que los niños se defienden con mayor eficiencia que los adultos de enfermedades, y también es cierto que la mayor parte de los nutrimentos se obtienen de la alimentación. Por esta razón es muy importante considerar ambos factores: ofrecer a los niños una alimentación sana y suplementar con nutrientes que fortalezcan su sistema.
Alimentación sana significa ofrecer a los niños aproximadamente un 80 % de comidas de origen vegetal, como frutas, verduras, legumbres, nueces o semillas; y cuidando que sean libres de pesticidas y fertilizantes químicos.
Sumar proteínas al estilo de alimentación es básico, puede ser animal o vegetal, siempre observando que sea libre de hormonas y antibióticos. Eliminar o disminuir a un 20 % el consumo de alimentos inflamatorios como lo son el azúcar, harinas refinadas y lácteos, así como alimentos envasados y empacados que contienen conservadores y químicos nocivos, es determinante, ya que debilitan el sistema inmunológico.
Los suplementos, complementan los nutrientes que obtenemos de la alimentación y, particularmente en esta época de frío y alto riesgo, son indispensables en la vida de los más pequeños.
Te recomiendo sumar a un estilo de alimentación sano los siguientes suplementos:
• Probióticos
• Omega 3
• Vitamina C
• Multivitamínico
Es importante considerar al elegir los suplementos de tus hijos que sean de origen natural, que no contengan colorantes artificiales y que la cantidad de azúcar sea mínima.
Busca a un especialista para que te recomiende la dosis que corresponde a la edad y peso de tu hij@.
Prevenir enfermedades radica en fortalecer al organismo, ya que el entorno celular determina en un rango importante la posibilidad de que un patógeno prolifere en el cuerpo.