“Nuestro cine tiene una riqueza única porque está profundamente enraizado en nuestras realidades, nuestras tradiciones y nuestras luchas. Esa autenticidad es lo que conecta con audiencias de todo el mundo.”
Has construido una sólida carrera en teatro, cine y televisión. ¿Cómo crees que tus raíces han influido en tu manera de abordar la actuación?
Nací en la Ciudad de México, y aunque amo esta ciudad, siento que mi esencia también está tejida por las raíces de mis padres y sus ancestros. El pasado de ellos es parte de mí: un legado que me define y, a la vez, me impulsa a trascender. Al final, como Sujo, todos buscamos nuestra identidad, ya sea para abrazarla, cuestionarla o, tal vez, para transformarla y seguir adelante con el legado que nos une. Por eso siempre menciono que una parte de mí es de Tlaxcala.
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En tus más de 9 largometrajes y 15 cortometrajes, ¿hay algún papel que sientas especialmente significativo para ti? ¿Por qué?
Cada una de mis personajes me ha revelado una faceta diferente de mí misma, emociones que, en la cotidianidad, quizá no siempre logro tocar o explorar. Me gusta pensar que son ellas quienes me eligen, pues tienen algo que enseñarme, algo que necesito descubrir o comprender. Aunque hay algunas con las que siento una conexión más profunda, de todas he aprendido algo invaluable. Cada una deja una huella en mí, una fuerza que me acompaña.
En Sujo, interpretas a Rosalía, un personaje que representa la fuerza maternal y la resiliencia en medio de un contexto violento. ¿Cómo te preparaste emocionalmente para este papel?
Creo que mi trayectoria como actriz, desde mis primeros pasos en el teatro —en las calles, en comunidades, en reclusorios, en escenarios de comedia y tragedia— hasta mi incursión en la televisión, ha sido una escuela constante que me prepara para los personajes que voy creando. Cada experiencia me ha dado herramientas para comprender mejor el arte de interpretar y, al mismo tiempo, para descubrir más sobre mí misma.
Con Rosalía, pude conectar con la maternidad en un sentido mucho más profundo: el deseo de ser una mejor persona, no solo para mí misma, sino para las generaciones que vienen. Rosalía también me enseñó una lección importante sobre el amor: soltar. A veces, el acto más amoroso es dejar ir, incluso aquello que más queremos. Soltar es, en sí mismo, una forma de amar.
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La película aborda temas como el determinismo y el libre albedrío. Desde tu perspectiva, ¿cómo dialoga tu personaje con estos conceptos?
No puedo afirmarlo con certeza, porque el contexto en el que viven los personajes deja muy poco espacio para reflexionar sobre estos temas. Las preocupaciones que ocupan sus pensamientos son, en su mayoría, inmediatas: las necesidades más urgentes del día a día.
Sin embargo, lo que sí sé con certeza es que Rosalía, como madre, desea un futuro mejor para sus hijos y para Sujo. Hará todo lo que esté a su alcance para asegurar que ese futuro sea posible, sin importar los sacrificios que deba hacer en el camino. Su amor y su determinación son los motores que la impulsan, aun cuando las circunstancias la obligan a vivir en el presente, luchando por lo que más le importa.
Sujo se distingue por mostrar las consecuencias de la violencia sin recrear actos explícitos. ¿Cómo impactó este enfoque en tu trabajo como actriz durante las grabaciones?
Si hablas con cada persona involucrada en la película, tendrás una historia diferente por cada cabeza. Cada uno vive el mismo evento de una forma única, desde su propia perspectiva. En mi caso, todo fue un proceso muy gozoso, aunque con la responsabilidad de cumplir con lo que mis directoras querían contar a través de la película.
Para mí, el acto mismo de actuar es una experiencia profundamente placentera e indescriptible. Es mi manera de comunicarme con el mundo, de mostrarme y de expresarme.
Los rodajes son complejos, sin duda. La rutina cambia drásticamente: tienes llamados de 12 horas, a veces durante la noche, en lugares hostiles, con frío, con animales, comiendo distinto, rodeada de personas que no conoces. Hay una constante sensación de soledad, pero acompañada. Es difícil describir lo que se vive en un rodaje, porque es una experiencia que se siente de manera visceral.
Sin embargo, no puedo pensar en una sensación más gratificante que la de actuar, de ser parte de una historia que se está contando con un montón de personas que, al igual que tú, están comprometidas con llevarla a cabo de la mejor manera posible. Esa conexión, esa búsqueda compartida, es lo que realmente hace que todo valga la pena.
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“Sujo“, de Fernanda Valadez y Astrid Rondero, ganó el premio en la sección de drama internacional del Festival de Cine de Sundance 2024
En Sujo, las mujeres son un pilar fundamental en la historia. ¿Qué mensaje esperas que las audiencias se lleven sobre el rol de las mujeres en contextos adversos?
Hay una frase de Nemesia, interpretada con una maestría impresionante por Yadira Pérez, que resuena profundamente: “Yo no sé lo que se siente ser hombre, pero podrías tener una vida distinta.” Creo que esa frase encapsula lo que intentamos transmitir con esta historia: contarla a través de la mirada femenina, desde los ojos de personajes que, al acompañar a Sujo, le brindan las herramientas necesarias para luchar por un futuro mejor.
Es un homenaje a esas mujeres que, a menudo en solitario, asumen el peso de la maternidad y de la vida, construyendo futuros y uniendo a sus comunidades con valentía y determinación. Mujeres que, sin importar las circunstancias, encuentran la fuerza para seguir adelante, para cuidar, para enseñar y para transformar el mundo que las rodea. Honrar a esas mujeres, que son el corazón de muchas historias invisibles, es uno de los pilares de esta película.
Trabajar con directoras como Fernanda Valadez y Astrid Rondero, conocidas por su sensibilidad narrativa, debió ser único. ¿Qué aprendiste de ellas durante este proyecto?
Son un dúo increíblemente fuerte, pero también profundamente sensible y poderoso a la vez. Tienen convicciones feroces y han labrado su propio camino, sin esperar que nadie les abra puertas. Las admiro enormemente, y aprendo de ellas todo el tiempo.
Estoy sinceramente agradecida de que me hayan elegido para darle vida a Rosalía, un personaje que me ha permitido no solo crecer como actriz, sino también como persona, al compartir esa fuerza, esa ternura y esa lucha que ellas representan. Tener la oportunidad de trabajar con ellas ha sido un regalo.
La película ya ha recibido premios en Sundance y San Sebastián, y es la representante de México en los Oscar. ¿Cómo vives este reconocimiento internacional como actriz?
Aún estoy en proceso de descubrirlo. Creo que, con el tiempo y con un poco de distancia, podré responder mejor a esta pregunta. Por ahora, lo que me queda es disfrutar, con todo lo que me ha enseñado y lo que ha despertado en mí.
Es un momento de agradecimiento y reflexión, mientras sigo aprendiendo de cada paso y de cada experiencia.
La relación entre Rosalía y Nemesia es crucial en la trama. ¿Cómo fue trabajar junto a Yadira Pérez para construir esta conexión tan especial?
Yadira es una actriz excepcional, con un talento profundo. Es una compañera increíble, siempre generosa en su entrega y respetuosa en su forma de trabajar. En este proceso, nos hemos aprendido mutuamente, cada una aportando algo valioso a la otra.
¡Tenemos una anécdota muy divertida! En la película, mi personaje le enseña a manejar a Nemesia, y lo más curioso es que, en la vida real, ¡también fui yo quien le enseñó a manejar a Yadira! Fue una experiencia muy chistosa, porque además de compartir esa escena en pantalla, pudimos vivirlo juntas fuera de ella, con risas, nervios y mucha complicidad.
La industria del cine mexicano está ganando cada vez más visibilidad internacional. ¿Qué crees que necesita nuestro cine para consolidarse aún más?
Es esencial seguir apostando por la autenticidad y la diversidad de nuestras historias. Nuestro cine tiene una riqueza única porque está profundamente enraizado en nuestras realidades, nuestras tradiciones y nuestras luchas. Esa autenticidad es lo que conecta con audiencias de todo el mundo.
Pero, sobre todo, creo que debemos enfocarnos en ser espectadores de cine nacional. El apoyo del público mexicano es clave para que nuestra industria se siga fortaleciendo. Al valorar y apoyar el cine que se hace en nuestro país, se puede crear una cultura cinematográfica más sólida. Si logramos eso, nuestro cine no solo se consolidará en el ámbito nacional, sino que también continuará ganando la visibilidad internacional que ya está alcanzando.
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Y para finalizar, ¿qué tipo de proyectos o roles te gustaría explorar en el futuro?
Me atraen profundamente los personajes complejos, aquellos que transitan por emociones ambivalentes, que no se definen fácilmente entre lo bueno y lo malo, sino que se mueven en una gama de matices humanos.
Cada nuevo proyecto es una oportunidad para seguir aprendiendo, creciendo y explorando diferentes facetas como actriz y como persona. Me emociona mucho ver lo que viene.
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Fotografías cortesía de Karla Garrido.
Agencia PR: @yconik.
Texto: David Patiño Torres.