Se acabo junio, el mes del Orgullo LBGTTTI+, y entre las principales sugerencias de Netflix todavía aparece una película mexicana de corte histórico que narra lo sucedido en la Ciudad de México en 1901, cuando una redada policial exhibió y condenó a un grupo de hombres homosexuales de clase alta que hacían fastuosas fiestas clandestinas.
En el evento había 42, pero sólo 41 fueron encarcelados porque uno de ellos era yerno de Porfirio Díaz. Esto no es spoiler ya que se trata de una historia muy contada a través de los años, y que ha dado pie a leyendas y dichos urbanos acerca de la relación entre la homosexualidad y el número 41. Recuerdo, por ejemplo, presenciar conversaciones patéticas entre compadres en una sobremesa: “ya me estoy acercando a los 41, no me vaya a volver maricón”.
El baile de los 41 es el tercer largometraje del director tijuanense David Pablos (@david.pablos), y presenta este episodio histórico con el matiz serio que conlleva. Para ello, se valió de las actuaciones de Alfonso Herrera (checa nuestra entrevista aquí) y Emiliano Zurita, que cumplen con buenos trabajos; y de Mabel Cadena, quien con poca suerte da vida a la hija de Porfirio Díaz (era un papel muy difícil, pero yo no se lo creí).
La película recuerda, por momentos, a las telenovelas históricas con las que crecimos y que tanto nos hartaron (Senda de gloria, El vuelo del águila, La antorcha encendida, por ejemplo). Pese a todo, destaco un buen manejo de la fotografía, buena música y un final espeluznante. Vamos, vale la pena verla, sólo por eso y porque el tema de la discriminación a las preferencias sexuales es serio, histórico y poco afortunado para tocarse en chistes de sobremesa.
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