Daniel Raymont ha trabajado en cine y televisión a lo largo de su carrera, y su evolución como actor ha sido notable. Aunque estudió antropología, no actuación, comenzó su carrera en Los Ángeles con un sueño.
Su primer papel fue en “The Extreme Adventures of Super Dave”. Mientras trabajaba en Neiman Marcus, perfeccionó acentos para sus castings, lo que eventualmente le consiguió trabajos. En 2012, debutó en español con “No Se Aceptan Devoluciones”, donde forjó una amistad con Eugenio Derbez. Ese mismo año trabajó con Robin Williams en “The Angriest Man in Brooklyn”, un momento clave en su carrera.
En 2014, un accidente lo alejó de la actuación por dos años, pero volvió con fuerza en la serie Mosquito Coast. Daniel agradece haber trabajado con figuras como Derbez, Robin Williams, y Paul Dano. Su papel más reciente en “Y llegaron de noche” lo llevó a interpretar a Béla Lugosi, un reto único, que lo llevó a investigar acentos húngaros y aprender esgrima.
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“Y llegaron de noche” se basa en un hecho histórico fascinante sobre la filmación de la versión hispana de Drácula en 1931. ¿Cómo fue para usted interpretar a un ícono como Béla Lugosi en esta serie y qué retos enfrentó al asumir este rol?
Justo escuché en NPR (radio pública en Estados Unidos), en octubre de 2022, el programa “Spanish Dracula Finds New Blood, More Than 90 Years After Its Release”, con Mandalit del Barco, sobre esta historia, y pensé: “¡Qué cool!”. No creo en casualidades.
Es diferente cuando uno está interpretando a un personaje icónico como Béla Lugosi, porque no estoy inventando desde cero. Aunque Eugenio me dijo que no tenemos que ser literales, es decir, loosely based on, me encantó ver entrevistas de Béla y conocer su historia, cómo llegó a Estados Unidos. Cuando logró el papel de Drácula en Broadway, lo hizo sin máscara, algo muy, muy raro en esa época. Cuando hicieron la película, no le dieron el papel de Drácula, y solo fue cuando murió Lon Chaney de cáncer, antes del rodaje, que le asignaron el papel en la película. Y el resto es historia…
Otro reto fue imaginar cómo hablaría un húngaro en español. No hay mucha referencia, así que fui a la embajada húngara y hablé con el embajador, quien fue muy, muy simpático. Es la primera vez durante su tiempo en México que alguien le pidió hablar en español para conocer su acento. La hija de mi primo, cuya madre es húngara, me enseñó unas “malas palabras” en húngaro. Fue un gran privilegio interpretar a un personaje tan importante en la historia del cine.
Tenemos el dato de que esta versión hispana de Drácula se filmó utilizando los mismos sets que la versión original en inglés, pero con un enfoque diferente en cuanto a actores y producción. ¿Cómo se preparó para representar este capítulo tan especial de la historia del cine?
Primero, tuve que aprender esgrima, lo cual no fue fácil para mí. La coordinación ojo-mano me cuesta, jajaja, pero tuve grandes maestros en Alex y Alely, ambos con mucha paciencia, jajaja. Es interesante que la versión en español tuviera la ventaja de ver los dailies en inglés cada día antes de empezar el rodaje.
También trabajé con una gran coach y actriz, Paola Madrigal, que me ayudó a salir de mi zona de confort. Como no estudié actuación, es muy importante tener otra perspectiva mientras ensayo y también en el set.
¿Cómo fue la dinámica en el set de “Y llegaron de noche” y cómo describirías tu experiencia compartiendo escenas nuevamente con Eugenio Derbez?
Nos mantenemos en contacto desde No Se Aceptan. Me dijo en la primavera de 2023: “Daniel, no hagas planes para el verano. Tengo un proyecto que te va a gustar”. No me dijo que era y ni le pregunté. Compartí la noticia con mi manager, Lillian, y me preguntó: “¿Cuál es el proyecto?”. Le dije: “No sé, no le pregunté a Eugenio”, jajaja. The rest is history. Me encantó trabajar con él de nuevo. Tenemos un nivel de confort, confort de amistad, confort de comedia. Sabe muy bien lo que quiere, y te dice cuando no estamos logrando lo que se necesita en la escena.
¿Cómo describirías tu proceso creativo al abordar papeles tan diversos como los que has interpretado, desde un taxista uzbeko en The Angriest Man in Brooklyn hasta un narcotraficante en Mosquito Coast?
Es importante recordar que todo es imaginación. Tienes que imaginarte todo. Hay una relación con el arte de improvisación, algo que siempre he amado. Y tiene que haber espontaneidad, no se puede planear todo. En The Angriest Man in Brooklyn, por ejemplo, trabajé mucho en mi acento uzbeko con mi amiga Olga Merediz, quien es de Puerto Rico.
De hecho, me llegó el casting de In the Heights para el papel de Olga en Broadway y lo hice en inglés, pero lo que más recuerdo es a ella ayudándome con el acento de Uzbekistán. Trabajamos juntos durante horas y horas. Una de las partes más importantes de la preparación para mí fue escuchar grabaciones de personas uzbekas y memorizar frases en su idioma para lograr ser lo más auténtico posible.
En Mosquito Coast, al ser un narcotraficante mexicano, ya tenía algo de experiencia, gracias a Narcos. Pero el personaje de Guillermo Bautista fue muy diferente. Neil Cross y el director Rupert Wyatt querían que le diera algo “único”. Bautista ama la música y es fan de las canciones de los sesenta y setenta. Tiene una sensibilidad especial para alguien de su profesión, por lo que tuve que jugar con esa dualidad. Se necesitaba algo que no fuera solo el cliché del narcotraficante. Me ayudó mucho la dirección de Neil Cross y trabajar en Tulum también influyó; el ambiente es un personaje en sí mismo.
¿Qué nos puedes contar sobre tu experiencia trabajando con Eugenio Derbez en este proyecto, en comparación con tus colaboraciones anteriores?
Es curioso porque en el primer proyecto en el que trabajé con Eugenio, No Se Aceptan Devoluciones, fue mi primer papel en español. Ya hemos trabajado juntos en varias ocasiones y, en esta nueva colaboración, nuestra dinámica se ha fortalecido aún más.
Eugenio tiene una energía única, tanto delante como detrás de cámaras. En esta ocasión, como productor y actor, nos dio mucha libertad creativa, pero también sabía exactamente cuándo intervenir para ajustar el tono o la dirección de la escena. Eso es lo que más aprecio de trabajar con él: su habilidad para equilibrar la comedia con el drama. No te sientes presionado, pero sabes que estás en buenas manos.
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“Y llegaron de noche” tiene un componente histórico muy marcado. ¿Cómo fue para ti interpretar a un personaje que está inspirado en figuras reales y que, además, está envuelto en un hecho verídico?
Siempre es un reto interesante interpretar personajes basados en figuras reales porque no puedes inventar todo desde cero. Tienes que ser fiel a ciertos aspectos, pero también tienes que darle vida y hacerlo tuyo. Me gustó mucho investigar a Béla Lugosi, aunque él no fue el protagonista de la versión hispana de Drácula.
Fue interesante intentar imaginar cómo Béla Lugosi, siendo húngaro, hubiera hablado en español. Investigué mucho sobre la vida de Lugosi, y, aunque no tenemos mucho material sobre cómo hubiera sonado su español, intenté ser lo más auténtico posible. Como actor, siempre es un privilegio interpretar a alguien que ha dejado una huella en la historia del cine, pero también es una responsabilidad, porque sabes que hay un legado detrás.
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A lo largo de tu carrera has interpretado roles en español e inglés. ¿Cómo manejas la transición entre ambos idiomas, y qué diferencias notas en tu proceso como actor en cada idioma?
Cada idioma tiene su propio ritmo y música, por decirlo de alguna forma. Cuando actúas en inglés, hay una cadencia diferente que cuando lo haces en español. En inglés, siento que puedo jugar un poco más con los silencios y las pausas, mientras que en español el ritmo suele ser más rápido y la comedia, especialmente, es mucho más física.
Aunque soy bilingüe, a veces me toma tiempo adaptarme de un idioma al otro, porque también implica ajustar tu mentalidad. Una de las mayores diferencias que noto es en el humor. En inglés, el humor suele ser más sutil y basado en situaciones, mientras que en español es mucho más directo y expresivo. Eso me encanta, porque me da la oportunidad de explorar diferentes facetas de mi personalidad en cada idioma.
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Además de actuar, has tenido experiencia trabajando en teatro y televisión. ¿Cómo se compara el trabajo en estos diferentes medios con el cine?
El cine, la televisión y el teatro son como primos que se parecen, pero no son lo mismo. En el teatro, tienes la energía del público, todo es más inmediato y tienes que darlo todo en el momento, sin segundas oportunidades. El cine, en cambio, te permite explorar un poco más, puedes repetir tomas, jugar con diferentes emociones y luego todo se arma en la sala de edición. La televisión es un ritmo completamente diferente, es más rápida, y tienes que estar listo para cambiar de escena y de personaje en un abrir y cerrar de ojos.
Cada medio tiene su magia, pero si tuviera que elegir uno, creo que el teatro siempre será mi primer amor. No hay nada como la conexión con el público en vivo, sentir su energía, escuchar sus reacciones y saber que cada función es única.
Por último, ¿qué es lo que más te entusiasma del futuro de tu carrera y qué tipo de proyectos te gustaría explorar en el futuro?
Lo que más me entusiasma es seguir explorando personajes complejos y desafiantes, personajes que me hagan salir de mi zona de confort. He tenido la suerte de trabajar en proyectos muy diferentes entre sí, y eso es algo que quiero seguir haciendo. Me gustaría trabajar en más proyectos en español, quizás en alguna serie dramática o incluso en teatro.
También tengo la intención de explorar la dirección en el futuro. Me encanta contar historias, y dirigir me permitiría hacerlo desde otra perspectiva. Pero, sobre todo, lo que más me entusiasma es la posibilidad de seguir aprendiendo y creciendo como actor. Creo que uno nunca deja de aprender en esta profesión, y eso es lo que la hace tan especial.
Fotografías: cortesía Daniel Raymont.