Ariana Saavedra, la talentosa actriz detrás de Alexandra Muñoz en Juegos de Amor y Poder, nos abre su mundo y comparte detalles inéditos sobre el proceso creativo, la fusión de melodrama e intriga en la nueva producción y cómo su experiencia personal influye en su carrera.

Desde anécdotas sobre su vida en México y los recuerdos de su Venezuela natal, hasta su visión sobre los estereotipos en las telenovelas, Ariana nos invita a reflexionar sobre el amor, el poder y la pasión que la mueven en cada proyecto. Descubre cómo la actriz ha transformado cada desafío en una oportunidad para crecer y cómo su autenticidad la ha convertido en una inspiración para el público.

Por favor, cuéntanos de qué trata Juegos de Amor y Poder, tu personaje Alexandra Muñoz y qué veremos en esta producción.

Bueno, la verdad es que resulta un poco complicado de explicar porque hay cosas que, si las cuento, serían spoilers; pero intentaré hacerlo de la mejor forma posible. Juegos de Amor y Poder trata sobre un candidato a la presidencia que tiene un hijo –y bueno, ese sería mi novio– y, a raíz de una mala decisión que tomamos, se desencadena un suceso que nos cambia la vida 180 grados. Como habrán visto en algunos avances, trailers o clips, se produce un accidente en el que una o varias personas resultan heridas.

Respecto a lo que veremos en esta producción, diré que no es una telenovela convencional. Por supuesto, tenemos todo el melodrama que nos encanta –el amor, la pasión–, pero, por otra parte, también incorpora elementos de telenovela policial, con una trama llena de intriga y tensión. Siento que es una gran propuesta del productor Carlos Bardasano, ya que fusiona lo mejor de ambos mundos. Además, la novela explora temas como el amor, la traición y la lucha por el control.

¿Cómo crees que Alexandra desafía o refleja los estereotipos de los personajes femeninos en las telenovelas tradicionales?

No siento que ella desafíe esos estereotipos de manera directa, ya que no la percibo como la víctima o como la pobrecita, esos roles tan convencionales en las telenovelas. Creo que en esta historia hay personajes que, por así decirlo, son reales, porque su moral puede cambiar y viven situaciones que cualquiera podría experimentar.

“Hay un filósofo que dice “soy yo y mis circunstancias”, y cuando, por ejemplo, le preguntas a una mamá si mataría por sus hijos, es cuando la moral se pone a prueba, porque ¿quién no haría todo por sus hijos?”

En ese sentido, Alexandra sufre estrés postraumático y no sabe cómo manejar la situación. A diferencia de algunos personajes masculinos, ella reacciona de manera más emocional; siente temor y no se inclina hacia la agresividad, aunque en ciertos momentos podemos notar que la situación se le escapa de las manos.

La serie se promociona como un drama global con extraño internacional. ¿Qué clase de mensaje esperas que llegue a la audiencia tras verla?

Bueno, definitivamente este es un estreno internacional. La verdad es que desconozco por qué se decidió hacerlo así, pero me parece bastante padre incluir a Univision Estados Unidos, ya que, por lo general, se estrenaba un año después de que se estrenara aquí. Gracias a Dios, esto ya se estrenó el 17 de este mes y ha superado todas las expectativas: los números, el impacto… nos ha ido increíble.

Ariana Saavedra

¿Y qué esperamos? Que el público vea estos personajes y aprenda a través de ellos, que desarrolle criterio. En la telenovela hay un tema que a mí me gusta mucho: los diferentes tipos de padres que pueden existir. Por un lado, se muestra a una familia millonaria, muy preocupada por la imagen externa, pero que en casa descuida a sus hijos y les da demasiadas libertades. Por otro, se presenta una familia similar a la mía, con un papá súper atento que me dice “échale ganas, hija, estudia y trabaja”, y una mamá que cree que lo mejor en la vida es encontrar a alguien con dinero que resuelva la vida. Y también hay otra familia, más unida, conformada por papás divorciados en la que los valores prevalecen. ¿Qué espero yo? Que cada persona se detenga a reflexionar y se lleve un lindo aprendizaje sobre el juego del amor y el poder.

Como actriz, ¿consideras que el género de las telenovelas es tan competitivo? ¿Cómo manejas la presión y la exposición mediática?

Creo que se va aprendiendo proyecto tras proyecto. Honestamente, me encanta lo que hago; disfruto ver mi trabajo en la pantalla y que la gente lo valore. No lo siento como una presión, sino como un paso más en el camino para alcanzar lo que en algún momento sueño: protagonizar no solo telenovelas, sino también series y películas. Es un camino, como todo en la vida: no es una carrera de velocidad, sino de resistencia.

Más allá de la cámara, ¿qué pasiones o hobbies te ayudan a equilibrar tu vida profesional y personal?

A mí me encanta hacer ejercicio: practico pilates, manejo bicicleta, y desde hace apenas dos años empecé a leer; ya llevo como 40 libros. Este hobby me ha ayudado muchísimo a calmar la ansiedad y a concentrarme. También disfruto jugar en mi Nintendo Switch y, sobre todo, estar rodeada de gente que me valora por lo que soy. Creo que eso es lo más bonito del mundo.

Ariana Saavedra

Cambiando un poco de tema, ¿qué es lo que más te gusta de México y qué es lo que más extrañas de Venezuela?

¿Qué es lo que más me gusta de México? Absolutamente todo. Desde el día que llegué a este gran país –y, sobre todo, a esta gran ciudad– me impacté muchísimo. México tiene una energía y una velocidad únicas; me recuerda mucho a la canción de Soda Stereo, “Ciudad de la Furia”, donde todo sucede al mismo tiempo. Y, claro, la comida es otro de sus grandes atractivos: las enchiladas, los chilaquiles, la cochinita…

“Siempre he dicho que soy como una arepa con cochinita pibil, por esa fusión tan especial. Llevo ya 10 años aquí y estoy muy agradecida por todo lo que México me ha dado; espero haberle retribuido tanto como él me ha ofrecido”

¿Y qué extraño de Venezuela? A veces es complicado responder este tipo de preguntas, porque lo que extraño es el recuerdo de lo que tenía de mi tierra. Extraño mucho las navidades en familia, ahora que mis seres queridos viven en diferentes partes del mundo: mi papá en Madrid, mi mamá en Monterrey, mi hermana en el centro de Oaxaca, un hermano en Miami y otro en Ecuador. Sé que, probablemente, sea imposible recrear exactamente ese ambiente, pero son esos momentos lo que realmente extraño de Venezuela. Hace 10 años que no regreso, y he escuchado a muchos amigos decir: “Si regresas esperando encontrar lo que dejaste, quizá no te sientas tan mal”. Es un sentimiento agridulce.

Es un tema complicado. ¿Te parece si seguimos con más preguntas? ¿Ha habido algo que te haya causado un choque cultural al llegar a nuestro país?

La verdad es que no hubo muchas cosas. Me adapté muy bien. Al principio, lo que más me impactó fue lo rápida que era la ciudad; todo pasaba tan deprisa que había que seguir el ritmo. Pero fue algo con lo que me acostumbré muy rápido.

En México celebramos el Día del Niño (30 de abril) y queremos saber algo más de ti y de tu infancia.

Algo más de mí y de mi infancia… Bueno, tengo recuerdos preciosos, como lo de mi abuelo y mis primos. Mi abuelo tenía una hacienda muy bonita y grande, y en esa casa había un cerezo con hueso. Uno de mis mejores recuerdos es que, de pequeños, le llamábamos “el árbol mágico”. Nos pasábamos toda la tarde allí, jugando e imaginando que ese árbol era una casa; era como si nuestra imaginación explotara entre juegos con mis primos y hermanos. Es algo tan lindo y precioso que lo recuerdo con muchísima nostalgia y sentimiento.

¿Cómo o cuándo supiste que querías ser actriz?

Cuando llegué a México hace casi 10 años, empecé como modelo para comerciales y campañas. Recuerdo que, a través de Facebook, uno de los agentes de TV Azteca me contactó para invitarme a una audición y becarme. La verdad es que nunca fue algo que yo buscara; fue como si la vida se me presentara la oportunidad de manera inesperada. Pensé: “Opa, estaría padre probar algo diferente, y si no me gusta, ya me salgo”. Pero al asistir a mi primera clase en el CEFAT de TV Azteca, fue como si mi cerebro hiciera clic; supe desde ese primer día que esto era para mí. Fue algo verdaderamente mágico.

¿Cuál era tu caricatura o personaje favorito cuando eras niña?

¡Ay, tengo muchos! De chica, todas las caricaturas de Disney me encantaban. Creo que mi personaje favorito era Dory, de Buscando a Nemo. También adoraba la muñequita de Lizzie McGuire, esa güerita que ya era una joven en la serie. Esos son los que más recuerdo, aunque, en realidad, amo Disney en general.

¿Y cuál fue la mayor travesura de tu infancia?

Bueno, una vez me escapé con mi hermana; fue una travesura terrible, aunque al final no nos asustó tanto. Nunca la volví a repetir.
Otra travesura, más cool, fue cuando organizábamos “La Casa de los Zombis”. Usábamos sábanas y un montón de cosas para armar una especie de “Casa del Zombie”. Me encanta recordar esos momentos, porque era impresionante cómo nos imaginábamos cosas. También teníamos una cocinita de las princesas, y en ella creábamos un castillo. Eran experiencias súper divertidas y llenas de creatividad.

¿Quiénes eran tus heroínas cuando eras chiquita?

Bueno, primero, por supuesto, mi mamá. Ella ha sido 100% mi heroína. Mi mamá es albina, y a pesar de tener una condición en la vista, se las arregló para tenernos a todos y estudiar en la universidad. Siempre fue una alumna de 10, y para mí representa la mujer a la que quiero parecerme, porque siempre salió adelante con sus hijos. No hay nada más admirable que una mamá que lo da todo por sus hijos, ¿no?

¿Algo que pensaste que sería genial de adulta y no resultó serlo?

Pues, crecer. Definitivamente, crecer implica mucha responsabilidad y se pierde esa capacidad de asombrarse. Recuerdo haber escuchado que, cuando somos niños, vemos el mundo como debería ser, pero al crecer lo vemos tal como es. Así que, al hacerlo, descubrí toda la maldad que existe, y eso fue bastante decepcionante. Sin embargo, reflexionando, creo que la vida es difícil en general; se trata de ir resolviendo las cosas según cómo te tomes cada situación y la actitud que adoptes. De esa forma, uno logra disfrutar más de la vida.

¿Algo que extrañas de ser niña?

Extraño jugar con mis hermanos, dormir con mi mamá, y esos días en los que, en nuestro departamento, tenía una rutina sencilla sin la presión de la escuela. Son momentos muy lindos que aún sueño con revivir.

Para finalizar, ¿por qué das gracias hoy?

Doy gracias por ser parte de Juegos de Amor y Poder, y agradezco muchísimo a México por todas las oportunidades que me ha brindado. También agradezco a mi novio, quien me apoya de manera increíble, especialmente en el aspecto emocional –me anima con un “¡dale, tú puedes!”– porque en esta carrera hay muchos rechazos y desafíos. Es cierto que poco a poco te fortaleces y construyes un caparazón, pero tener a las personas que realmente te quieren a tu lado es invaluable para cualquier profesión y en la vida.

 

Sigue a Ariana en Instagram: @arianasaavedra

 

Créditos

Fotografía: Edi Aguirre @ediediedy

PR: Elsy Cardoso @cardosoelsy_ / Punto Entertainment @puntoentmx

Entrevista: David Patiño Torres @bavidbavid