“Las actrices y actores en México somos muy pasionales, tenemos la influencia del melodrama, nos encanta sentir, vivir, darlo todo en escena”
Dos de tus proyectos más recientes son “Fuga de reinas” y “El amor invencible”, y nos gustaría comenzar con la telenovela. ¿Qué puedes decirnos de Jacinta y cuál es su papel dentro de la historia?
Jacinta representa a la madre guerrera, amorosa, capaz de hacer cualquier cosa para proteger a sus hijos. Tiene 3, dos biológicos, y un adoptado, quién es el eje de conflicto cuando la protagonista Leona (Angelique Boyer) reaparece en su vida reclamando a su hijo. Jacinta es una especie de antagonista con buenas intenciones. Interpretarla ha sido un verdadero viaje de empatía, de superar obstáculos y defender a toda costa a su familia, al mismo tiempo que lucha por ser una mujer independiente, libre y que se da la oportunidad de volver a amar.
Las plataformas han cambiado la forma en la que se hace televisión y cine. ¿Cómo te sientes con este nuevo formato de telenovelas más cortas?
Me encanta como se están transformando tanto la televisión como el cine. En general, el entretenimiento está viviendo una transición importante. Me parece que hay una gran apertura de géneros y formatos, en donde se está permitiendo cada vez más que éstos se mezclen y se retroalimentan tanto en contenido como en realización.
En las telenovelas tienes la oportunidad de contar historias desde muchos ángulos. Aunque algunos desestiman el género, tiene posibilidades narrativas muy interesantes. Para un actor, la experiencia de vivir a un personaje por un lapso más largo que en cine o en series, nos da la oportunidad de entender otras cosas, de incorporar elementos de juego. Cuando estás al aire al mismo tiempo que siguen las grabaciones, vives también cómo lo recibe el público y entonces puedes enriquecer el trabajo para poder conectar más con la audiencia. Para mí, las telenovelas son como un laboratorio en donde se vale experimentar, probar, jugar, obviamente bajo la visión del director(a), escritores y productor(a).
Hablando de plataformas, por favor cuéntanos sobre “Fuga de reinas”. ¿De qué se trata y cómo invitarías a la gente para que la vea?
Fuga de Reinas es la historia de 4 mujeres que viven situaciones complicadas en sus vidas y deciden emprender el viaje que nunca hicieron de chavas. Y ahí empieza la diversión absoluta, se enfrentan a un sin fin de aventuras y obstáculos para llegar a su destino. En la vida, hay que perderse para encontrarse… ¡Y estas mujeres definitivamente se pierden y se encuentran!! Es una comedia hilarante, honesta y muy auténtica.
¿Cuáles son tus escenas favoritas?
Me encanta la escena cuando se comen los hongos por equivocación y Paty, el personaje de Martha Higareda, alucina que Marilú, mi personaje, es la Virgen de Guadalupe. Fue muy divertido hacerla, además de que estábamos en un cenote hermoso en Mérida.
También me fascina la escena cuando José, el esposo de Marilú, llega a buscarla a Cancún, cantándole desde un barquito con sus hijos y cuando se reconcilian, ella le dice: “De mi felicidad me encargo yo, si te parece más bien hagamos equipo juntos”. Creo que resume un poco lo importante que es que las parejas actuales nos replanteemos las prioridades y los límites para que nunca esté de por medio tu propia integridad y felicidad.
Además de tus proyectos en cine, también has participado en varias series de televisión. ¿Cuál ha sido tu experiencia favorita en la televisión hasta ahora y por qué?
Me encantó participar en Luis Miguel La Serie (tercera temporada). Creo que es una historia que conectó con muchas personas porque más allá de contar la vida de uno de los cantantes más emblemáticos de México, narra cómo un hombre triunfó y lo perdió todo, y eso nos interesa porque al final somos humanos y todos nos equivocamos.
Me enamoré de la dirección por parte de Humberto Hinojosa, y trabajar con un elenco tan divertido y diverso. Mi personaje es una abogada que engaña a Luis Miguel al hacerlo firmar contratos que no le convenían, en complicidad con su manager para aprovecharse de él. Conocí una parte más profunda de la vida de Luis Miguel y entendí la nebulosa en la que puedes caer cuando pierdes el piso.
Alejandra, has tenido una carrera muy diversa, alternando entre cine, teatro y televisión. ¿Cuál de estas áreas te resulta más desafiante y por qué?
Me encantan las tres. Disfruto cosas distintas de cada una de ellas. Me gusta del cine el cuidado y el detalle; de la televisión el laboratorio, el juego; y del teatro la conexión con el público. Quizá el teatro es en donde más me siento conectada con el proceso justamente por esa comunicación en tiempo presente con la gente. Siempre que hago teatro siento que lo que hago cobra un propósito más allá de mí.
Has estudiado actuación en México, Inglaterra y Nueva York. ¿Qué diferencias has encontrado en los enfoques de actuación en cada uno de estos lugares?
En México somos muy pasionales, tenemos la influencia del melodrama, nos encanta sentir, vivir, darlo todo en escena. En Inglaterra son muy técnicos, ellos llegan a la emoción y a la sustancia de la escena a partir de las herramientas técnicas: la voz, la respiración, el movimiento. La emoción y la pasión son secundarias.
Nueva York para mí fue como la escuela de aprender a enfrentarte al mundo. Los neoyorquinos son duros, exigentes, tienes que aprender a sobrevivir. Hay una influencia fuerte del “método” que viene del sistema Stanislavski y todos sus sucesores, el más fuerte quizá Strasberg, en donde se busca el realismo al nivel máximo.
La conjunción de las 3 experiencias me ha dado la posibilidad de combinarlas y usar lo que mejor me funciona de cada una, dependiendo también del proyecto, para enriquecer el trabajo y no casarme con un solo estilo actoral.
Después de trabajar en varios largometrajes en México con personajes importantes y diversos. ¿Cómo seleccionas tus roles y qué te atrae de interpretar personajes diferentes?
Me encantan los personajes que impliquen un desafío, de los que pueda aprender algo nuevo. Me gustan los personajes multidimensionales. También que sean diferentes a mí, o que me lleven a lugares distintos de la experiencia humana. Que sean reales y creíbles, pero que se enfrenten a situaciones complejas. Que me alienten a investigar, crear, imaginar.
Has mencionado que buscas proyectos interesantes y desafiantes. ¿Qué tipo de roles o proyectos te gustaría explorar en el futuro?
Me encantaría poder contar la vida de mujeres que han hecho historia como es el caso de Antonieta Rivas Mercado o la pintora Nahui Olin. Hacer proyectos de época me interesa porque podemos encontrar en el reflejo del pasado, un entendimiento de lo que nos falta aprender en el presente. También me gustaría poder trabajar con una diversidad de directores y directoras, siempre aprendo algo nuevo de sus visiones. Me gustaría explorar el humor negro y el thriller psicológico. Y estoy empezando a germinar mis propios proyectos, y eso me tiene muy entusiasmada.
Has tenido la oportunidad de trabajar en adaptaciones teatrales, como “Como Agua Para Chocolate” y “Todo Sobre Mi Madre”. ¿Cómo abordas la adaptación de una obra famosa tanto en libro como en película, a un género distinto? ¿Qué desafíos implica este cambio?
En Como Agua Para Chocolate participé desde el proceso de escritura ya que con base en nuestras improvisaciones la escritora escribió la obra. Y entonces fue muy interesante porque en colaboración decidimos que parte de la historia queríamos contar basándonos en el libro. Además de que la obra era bilingüe.
En el caso de Todo Sobre Mi Madre fue distinto, ahí no participamos en el proceso creativo de la escritura; pero si en el montaje, bajo la dirección estupenda de Francisco Franco, quien quería que la obra tuviera su propia personalidad separado del mundo de la película, a partir de una narrativa visual muy rica. Recuerdo que llovía en escena, había un movimiento impresionante de escenografía, elenco, era muy dinámica y colorida.
¿Hay algún actor o actriz con quien hayas trabajado y te haya dejado una lección duradera? ¿Cómo ha sido trabajar con ellos?
Una vez hice una película de terror con José Sefami, gran compañero, y yo tenía unas escenas muy demandantes emocionalmente hablando y la parte técnica aún no estaba lista, entonces me estaba costando mucho trabajo entrar y salir de la ficción porque había mil cosas pasando alrededor, movimiento de luces, cámaras, etcétera. Y me acuerdo de que tomó mi mano y me dijo: “Olvídate de los demás, para nosotros no existen, tú y yo estamos aquí y esta es nuestra historia, ellos solo nos están ayudando a contarla”. Y se me quedó grabado para siempre, para no dejar que lo que sea que esté pasando en el set interfiera con la ficción, si acaso integrarla; más no dejar que te estorbe para lograr ponerte en los zapatos de tu personaje.
¿Qué consejos les darías a los actores y actrices jóvenes que están empezando en la industria?
Cada vez que se sientan desilusionados por el rechazo constante, conéctense con lo que hizo que quisieran actuar, tengan siempre presente el para qué, la intención. En mi caso es porque amo lo que hago, porque entiendo el mundo a través de otros ojos, y conecto con las personas desde la empatía; eso le da sentido a mi existencia, independientemente de que los resultados sean acordes a mis expectativas.
No se trata de alcanzar ningún lugar; es disfrutar cada parte del proceso, no rendirte, seguir estudiando y preparándote, y usar cada experiencia como un aprendizaje para entender mejor la condición humana y, por lo tanto, cada personaje que vayas a interpretar.
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