Una expresión del estilo de Jorge Ayala, su vida en Europa y su trabajo como artista
Las películas del siglo pasado que retrataban la vida rural de México, conectaron con públicos en todo el mundo porque sus tramas son entretenidas hasta el día de hoy; pero también resultan un deleite estético en cuanto a imágenes. Es innegable que las tomas de los cielos y campos del Bajío mexicano son simplemente un encanto.
Esos paisajes en blanco y negro toman color mientras nos dirigimos a Villa Ayala, el hogar, por así decirlo, del artista mexicano Jorge Ayala. Y mientras más recorremos las carreteras del centro de México, más entendemos los motivos de este genio del diseño para establecerse en Querétaro.
¿Cómo nació Villa Ayala?
Surgió de mi ambición constante por seguir creciendo, salir de la zona de confort; aunque realmente nunca lo he estado.
¿Cuál es la experiencia que buscas transmitir a través de este lugar?
Activar sensaciones, cambiar la forma en la que un espacio se percibe y salir de lo convencional. En la actualidad parece reinar la homogenización de los interiores, es decir, con la globalización es muy difícil encontrar espacios únicos, con personalidad propia.
¿Qué te motivó a abrir este espacio en Querétaro?
Tanto Querétaro, como Puebla o San Miguel de Allende, son muy buenas opciones para descentralizar la Ciudad de México, de donde soy originalmente.
En particular Querétaro/El Marqués y Zibata Country Golf, te ofrecen un nivel de vida inigualable, con espacios abiertos con reservas naturales. Eso es lo que estaba buscando: ¡vistas panorámicas, aire puro y mucho sol!
Después de esta pandemia planetaria, la gente ha replanteado sus prioridades, son otros los valores para vivir. Las grandes ciudades como París, Nueva York o Londres, tendrán que adaptarse a este nuevo reto.
¿Cómo definirías el estilo de Villa Ayala?
Europeo con onda. Mexicano contemporáneo.
Mucha gente se siente en Europa estando en Villa Ayala. La verdad es que muchos artículos y elementos, tienen como referencia o son procedentes de Francia. Sin embargo, siempre me ha gustado coleccionar objetos eclécticos, mezclar lo antiguo con lo contemporáneo. Tengo mis lugares preferidos para ir de shopping, desde las pulgas de París, tiendas de artesanía en Capri, hasta haciendas y ranchos del Estado de Querétaro.
¿Qué significa para ti ser anfitrión?
Desde que vivo en Francia aprendí el arte de la mesa y del bien-vivre, de forma cotidiana. Siempre me interesó lo elaborado y emocionante que es poner una buena mesa, sea un banquete o un brunch… ¡Para mí, la mesa siempre tiene que estar lista y ad hoc!
Estuviste involucrado tanto en la decoración como en la construcción de la casa. ¿Cómo se dio todo este proceso? ¿Cuánto tiempo les tomó?
Estudié arquitectura en París, y la carrera allá tiene una dirección mucho más artística. Vivo en París hace ya más de 20 años. Eso ha hecho de mi un experto con ojo muy agudo y exigente. Todo esto me dio una visión muy amplia, de macro a micro escala. Gracias esto se facilitaron los procesos, desde presupuestos hasta los tiempos de la decoración y el interiorismo. La construcción per se fue rápida, ¡realmente todo lo hice por WhatsApp maniobrando desde París!
¿Has considerado la apertura de otros lugares como este? Es decir, no en el sentido de sucursales, sino con la misma esencia expresiva.
¡Sí! Tengo conceptos, ideas para diferentes ciudades y lugares. Me encantaría expandirme en ese sentido, poner en escena espacios diseñados con una esencia única… En fin, tiempo al tiempo.
Muchos de los muebles fueron diseñados por ti, háblanos de Casa Khashab.
Siempre tuve ganas de iniciarme en esta escala de trabajo. Desde artes aplicadas, artes decorativas, hasta arte-objeto, todo lo que estamos haciendo en Khashab cumple con una función y tienen visión artística a la vez, porque esa es, a mi parecer, la naturaleza de cualquier objeto o diseño de casa.
Khashab quiere decir madera en árabe, خشب. Así que busco combinar la madera como materia, y su materialidad mezclada con intervenciones artísticas.
¿Hay una inquietud respecto a tu lado creativo que no haya sido resuelta con Villa Ayala? O dicho de otra forma ¿en qué otros ámbitos del diseño, la moda o la arquitectura te gustaría incursionar?
Como creativo, siempre estás buscando formas para mejorar tu entorno. Esa una realidad para mí. La agenda de trabajo de Villa Ayala me permitió iniciar en diferentes escalas de trabajo, de experimentación e investigación.
Para ser más concreto, me encantaría tener una línea de velas, por ejemplo. Imaginar que la gente reconozca a Jorge Ayala, sus diseños y espacios, a través de una fragancia, es una idea que ahora deambula en mi mente.
¿Quieres conocer Villa Ayala?
Agenda tu vista en: @villa.ayala o @jorgeayalaparis